Tanta presión


¿Tanta era la presión que recibías para negarte tu propia esencia?, ¿Tan grande era el empuje para que no pudieses evitar encerrarte a ti mismo en una cárcel de falso amor? Tu familia, tus amigos, tus enemigos también, todos lo tenían, eras el único, aquel al que hasta aquellos que debieron entender, comprender tus carencias, ayudarte a superarlas, te empujaban al abismo del que ya no podrías salir.

Qué te empujó realmente a dejarte amar sin corresponderlo, sabías que no era para ti, pero aún así, seguiste adelante, ¿fue la presión de tu entorno más cercano?, ¿de aquellos que ya dudaban de tu propia identidad?, o la tuya, tu propia presión, la necesidad de sentir que alguien, por primera vez, mostraba un interés cuando antes, nunca, nadie se había acercado a ti.
Fue en ese momento, quizá, cuando quien te dio la vida te repetía, una y otra vez, "hijo, lo tuyo no es normal, ¿no serás rarito?, porque a tu edad..., o cuando tus amigos te lo recordaban cada vez que te veían, aquello de..."es que no es normal, a ver si tu..."; O cuándo tuviste la experiencia, desconocida por ti hasta entonces, de gustarle a alguien.

Siempre fuiste aquel niño, bajito, gordo, de carácter decaído y triste, del que todos se reían, aquel que fue el único con el dudoso honor de tener un "mote" bastante desagradable que aludía a un físico poco agraciado, aquél muchacho que, según iba creciendo y aumentaban sus apetencias, veía como sus desvelos eran motivo de risas y descalificaciones de todo el grupo de quienes pensabas amigos..."pero a quien le vas a interesar tu, muchacho", " pero tu te has visto bien".

Quizá fue por que en realidad fue la única salida que tenías, la única que realmente vio en ti más allá de tu fealdad, aquella que aún no siendo quien tu esperabas te quiso por lo que eras en lugar de por lo que parecías, ¿Podías dejar escapar esa "dicha"?,¿aun sabiendo que, por tu forma de pensar, te estabas metiendo en un callejón que no tendría salida?, no, ya no podías.

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