Así empezó todo (II)


Llevábamos una temporada viéndonos, íbamos al cine, a tomar unas copas, solos o con amigos, sin mayores intenciones por mi parte, no es que me atrajese demasiado, era guapa, sí, era inteligente, sí, no estaba mal, pero...la cuestión es que llevábamos una temporada saliendo, hablando, cada día que pasaba me demostraba que le gustaba, para mi era tan alucinante que no podía dar crédito, hasta aquella primera noche, sobre todo al despertar, fue mi segunda vez, la primera, con 20 años, no la recordaba, ni la recuerdo, supongo que por el efecto del acohol, pero aquella noche, si, estaba sereno, completamente, y para ser yo, excepcionalmente feliz, ¿una mujer conmigo?, ¿en la cama?, no podía estar pasando, no podía ser, no me lo creía, cuando me desperté a su lado, ella abrió los ojos y me besó, no pude hacer otra cosa que pedirle que me pellizcase,

-¿Que te pellizque?, ¿Y eso?,
-joooder, porque debo estar soñando, esto no puede pasarme a mi,

Se rió, muchas veces recuerdo sus risas, me pellizcó, claro,

-¡¡¡¡Ayyy, coño, que me haces daño!!!
-Me has pedido que te pellizque y te pellizco, que bobo eres...

Me contesto, con una sonrisa....nunca olvidaré aquella forma de sonreírme. Creo que ahí, precisamente por esa sonrisa, empecé a enamorarme de ella. Incluso su forma de llamarme "bobo" con esa sonrisa traviesa, me pareció alucinante, se sentía feliz, no se lo pregunté, pero me lo dijo ella, me dijo que la estaba haciendo muy feliz y que se sentía muy bien junto a mi, pero que me notaba extraño...

-No sé, estas seguro de que quieres seguir adelante?, la verdad es que te noto algo distante y yo te quiero.

Por unos momentos dudé de mi respuesta, la verdad es que no estaba nada seguro, pero sobre todo por mi mismo, no por ella, a ella, claramente le gustaba y ella si quería más, pero ¿yo?, en aquellos momentos no me parecía que fuese la mujer ideal, ¿Qué podía decirle?...Le dije que sí, que no se equivocaba, me sentía raro, para mi era todo muy extraño..

-Pero, ¿de verdad me quieres?
-Claro, bobo, claro que sí, eres un amor y además, que quieres que te diga, no estás nada mal, salvo esos pelos largos que tienes...que vaya pintas hijo...
Otra vez con esa sonrisa de locura, que me iba enamorando sin darme ni cuenta.

-No sé, niña, es todo tan extraño para mi...
-¿Por qué?, no te entiendo.¿Qué te pasa?

Estaba totalmente sorprendida, entonces le conté, muchas de mis malas experiencias desde el colegio, no todas, pero sí las suficientes, la vi triste, me conmovió mucho su tristeza cuando la contaba algunas de las cosas por las que había pasado, mis miedos, mis problemas para acercarme a las chicas, mi timidez...

-Me parece tan raro que alguien pueda quererme, me siento tan extraño, que ahora mismo no se muy bien lo que siento, la verdad, pero lo último que quiero es hacerte daño.

Me miró con una dulzura como nunca antes me había mirado nadie, nunca antes sentí aquel estremecimiento mientras me acariciaba la cara...

-No debes preocuparte, sólo tenemos que intentarlo, puede que...

Para mi, aquél día, y el fin de semana que le siguió, fue el comienzo de mi verdadera vida, nunca antes me había sentido querido, deseado, hay quien dice que lo importante es quererse a uno mismo, pero aquél sentimiento, aquella forma que ella tenía de quererme, me hizo sentirme especial, diferente, la llevé el domingo por la noche a casa de sus padres, y quedamos, para el lunes por la tarde-noche para tomar algo y hablar, yo estaba de vacaciones en el curro y ella había dejado de trabajar un tiempo atrás..

-Tranquilo, cariño, date tiempo... ya verás como todo va a ir bien...

Fue su despedida cuando nos besábamos en el portal, cuando volvía a casa recordé el comentario que me hizo del pelo largo, a mi me gustaba la melena, de hecho, me llamaban “El pelos” de todos los motes que me habían puesto en mi vida, ese era el único que no me disgustaba en absoluto, al contrario, además, siempre noté que me lo decían cariñosamente, pero a ella no le terminaba de gustar, para mí, era más que suficiente, ese mismo lunes por la mañana fui al peluquero y me lo corté, sí, me dolió, pero sólo un rato, la verdad es que me quedé a ver como recogían la cantidad de pelo que quedó allí, el peluquero me miraba con una cara de mala hostia del copón, pero yo, internamente, sonreía, al fin y al cabo, que importancia podía tener, sabía que ella iba a saber apreciarlo, estaba decidido a hacer cualquier cosa por mantenerla a mi lado y de todo lo que estaba dispuesto a hacer, lo del pelo no me preocupaba lo más mínimo.

Cada minuto de espera, por la tarde, en el portal de su casa, era como un suplicio, estaba nervioso, la verdad es que no la había respondido, no la había dicho, ni que sí, ni que no, ni que quizás...mi cabeza era como una centrifugadora...

Cuando bajó al portal, con una bata, unos calcetines hasta la rodilla y las zapatillas de andar por casa para decirme que la esperase un rato que no había terminado de arreglarse, me dejó completamente...bueno, es difícil de explicar....

-Espérame un rato, mi amor, que tengo que terminar de arreglarme..., ¿Que te pasa?, jajaja, -se rió al verme la cara que se me había quedado-, ni que hubieses visto un fantasma...es lo que hay, cariño, esto es lo que te vas a encontrar normalmente...

No supe que contestarle, me dejó sin palabras, volvió a entrar y yo no dejaba de mirarla mientras esperaba el ascensor, ella me miraba con esa sonrisa traviesa...me quedé dando vueltas enfrente de su portal, no sabiendo muy bien que era lo que estaba pasando, sólo sabía que no quería volver a separarme de ella, esa naturalidad, esa sencillez, bajar sin arreglarse, sin maquillar, como se suele decir, con los rulos puestos, que, además, es cierto que los llevaba, porque se estaba peinando ella misma, ese, “es lo que hay, cariño, es lo que te vas a encontrar normalmente” me fascinó, me sedujo y, si en aquel momento, aún no lo estaba, me enamoró locamente.

Continuará...

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