Una puesta de sol, una amiga



Una puesta de sol, un atardecer, unos bellos ojos, mirándote, buscándote, hablándote, sin pronunciar una palabra, esperando ver las lágrimas en tus ojos. Una bella mezcla de colores, te embarga, te domina, mientras, sus ojos, hermosos, sumidos en la tristeza por no verte llorar, te ayudan a buscar las últimas luces del día.

Recostados en la hierba, mirando al cielo, allí, en lo alto, una estrella, brillante, cálida, hermosa, te mira, te llama, te empuja, te ayuda a derramar las esperadas lágrimas. Sus ojos, humedecidos, junto a los tuyos, también buscando una estrella, la que no veías esa estrella que la tristeza te ocultaba, deseosa de mostrarse, de ser, por fin, encontrada.

Hablas, lloras, bellas experiencias, sueños, ilusiones y recuerdos, deseados, encontrados, un cálido escalofrío te recorre, empujándote, incitándote a buscar sus ojos, sus labios. Esperando una palabra, sólo miras, sólo sueñas, deseando oír algo que te empuje a llorar, porque tu solo, no puedes, no te quedan lágrimas, las guardas en tu interior, sólo para ti.

Y sigues hablando, llorando, mirando esa estrella que sabes que es tuya, que estará ahí, con tus ojos empañados, y sus ojos, su mirada, complaciente, buscando tus sollozos. La suavidad de la hierba, te abraza, te estremece, mientras ella, te rodea con los brazos, dándote calor, protegiéndote de la oscuridad, te escucha, te habla, cómplice de tu tristeza.

Y mientras hablas, en la profundidad de sus ojos buscas sus labios, inclinándote al deseo; sin poder escuchar, imaginando su sabor, buscando rozarlos con suavidad, acariciándolos. Una puesta de sol, atardecer en Madrid, un anochecer, una caricia, arrullándote en la noche, la calidez de sus brazos, su mirada, sus labios, un beso, sus caricias, su cariño, su beso.....

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